¿Cuántas veces has intentado incorporar un buen hábito o eliminar un mal hábito?. Es algo que nos proponemos especialmente cuando se acerca el comienzo de un nuevo año.
A todos nos ocurre, pero muchas veces no sabemos cómo lograrlo. Lo intentamos una y otra vez. Pensamos que para transformar nuestra vida tenemos que hacer cambios muy grandes, cuando la realidad es que, ese cambio, será el resultado de pequeñas decisiones, que vamos incorporando a nuestra vida.
Durante estos últimos años, he sido más consciente de este tema. Y para ello, he leído a diferentes autores expertos en la formación de los hábitos. Hay mucha bibliografía que ayuda a entender este tema tan importante para la vida cotidiana.
Vayamos a la definición, según la RAE:
Un hábito es el modo o conducta adquirida por repetición de actos, iguales o semejantes.
Según varios autores, los hábitos son más que simples rutinas, son las fuerzas fundamentales que impulsan la evolución y progreso de la humanidad. Es una exploración profunda de cómo las decisiones que tomamos -a veces de forma automática-, sin ser muy conscientes, nos condicionan nuestra propia vida.
Para recorrer el camino hacia una transformación personal es imprescindible construir buenos hábitos. Paso a paso.
Podemos empezar por cosas muy pequeñas. Y premiar nuestros avances, por mínimos que sean.
Pero para ello, es esencial conocer y comprender cómo se forman los hábitos, por qué hacemos lo que hacemos de manera automática, repetidamente, y por qué estos patrones de comportamiento influyen directamente en las sociedades. De todo esto, existen libros que nos ayudan a entenderlo mejor.
Destaco dos de los libros que a mí me han inspirado especialmente:
“El poder de los hábitos” de Charles Duhigg.
“Hábitos atómicos” de James Clear.
En el primero, Duhigg, escritor y periodista estadounidense, ganador de un premio Pulitzer en 2013, argumenta en este libro, que no todos los hábitos son iguales. Hay algunos que son clave. Son como las piedras angulares de nuestras vidas. El hábito clave puede ayudar a que otros hábitos generen cambio. Primero necesitamos definir en qué hábito nos vamos a enfocar. Elegir solo un hábito y concentrarnos en esa actividad. Crear un plan y empezar.
Defiende la teoría de los pequeños triunfos. Al lograr pequeños cambios en un área, esto provoca un efecto dominó con otros.
Por otro lado, el libro de James Clear “Hábitos atómicos” es uno de los más vendidos de este tema. Escritor americano, conferencista y especialista en formación de hábitos, para Clear todas las cosas importantes provienen de comienzos modestos. La semilla de cada hábito es una pequeña decisión.
Por ejemplo, aprender algo cada día no te convierte en un genio, pero mantener un compromiso de aprender algo nuevo cada día se convierte en una fuerza transformadora. Los hábitos actúan de manera acumulativa, a nuestro favor o en contra.
En su libro, expone varios conceptos. El más destacado, que a mí me parece extraordinario:
Mejorar un 1% cada día, nos hará crecer exponencialmente cada año. El auténtico cambio en nuestra vida proviene del resultado de cientos de pequeñas decisiones.
Otro de los puntos importantes es el de no infravalorar las acciones pequeñas. No es esa pequeña acción lo que te va a hacer cambiar, si no la suma de todas esas pequeñas acciones. De ahí el título de su libro. Los hábitos son como los átomos. La unidad más pequeña, pero tan poderosos como un tsunami. Cada uno es fundamental y contribuye a la mejora general, que se convierte en la fuente de un poder increíble. Y desarrolla de manera magistral, lo que él llama las 4 leyes del hábito. Hacerlo obvio, atractivo, sencillo y satisfactorio.
Si nos centramos en la persona que nos queremos convertir, estaremos más motivados para adquirir hábitos que nos ayuden a lograrlo. Sólo con identificar qué habito queremos implementar y cuál nos gustaría eliminar, es el primer paso para mejorar ese 1% al día, del que habla James Clear en su libro. Y en un año, habremos conseguido esa mejora multiplicada.
